martes, 15 de diciembre de 2015

El sabor de la derrota

El pasado domingo, el equipo de Pau perdió su tercer partido en lo que va de liga. Podéis pensar que de 10 partidos, 7 victorias y 3 derrotas es un buen bagaje, pero es algo a lo que no estaban del todo acostumbrados. La temporada pasada, en liga pre-benjamín, no perdieron ni un sólo partido. Situación tan inusual que hasta se hizo eco la televisión local (Canal Reus) en un reportaje (en catalán). Os adjuntamos enlace por si tenéis curiosidad: http://canalreustv.xiptv.cat/canal-reus-noticies/capitol/ni-una-derrota-en-tota-la-temporada

Pues bien, este año les ha tocado jugar en primera división benjamín en el que podríamos catalogar como el grupo más fuerte de la provincia de Tarragona. Ello les comporta una exigencia máxima, más siendo un equipo de primer año en una liga con mayoría de equipos de segundo año, muchos de ellos con el objetivo de poder subir a liga preferente. Y como esto es fútbol, a veces se gana y a veces se pierde. Lo importante es hacer comprender a los pequeños que no hay que ver la derrota como algo negativo. Nadie discute que todos queremos ganar, pero degustar la derrota nos puede ayudar a saborear mejor la victoria.

Me viene a la mente una escena de la película "Invictus", dónde tras la derrota el capitán obliga a todos a beber unas cervezas calientes (una cata bien desagradable) haciendo un símil entre su sabor y el de la derrota.Os dejo el corte para que lo podáis ver:




A nadie le gusta saborear la derrota, pero en el fútbol como en la vida, no siempre se gana y habitualmente aprendes más de una tropiezo que de una victoria.

Este domingo Pau se fue cabizbajo tras el pitido final del arbitro con un 3-1 en contra. Había perdido y él había encajado 1 de los goles tras haberle interceptado un saque de puerta. Esa jugada no hubiera hecho cambiar el marcador pero su orgullo se había quedado afectado. No se acordaba de una gran parada que había hecho 10 minutos antes, no. Se acordaba del gol encajado. Estaba degustando el sabor de la derrota. Pero una ducha lo arregla todo. Y tras salir del vestuario ya estaba más contento. Habían perdido, sí, pero lo habían intentado.

Este sábado toca otro partido difícil. Tocará esforzarse de nuevo para intentar no volver a degustar el sabor de la derrota. Y si lo que llega es la victoria, se saboreará como aquel postre dulce que se sirve tras una comida agria.