El título de la entrada puede parecer el inicio de un chiste malo, pero no es mi intención. Mi reflexión emerge cuando navegando por el ancho mundo de internet he llegado a un interesante artículo de una psicóloga deportiva, Yolanda Cuevas (https://twitter.com/YolandaCuAy) titulado "Arbitrar para educar". Podéis leerlo en el siguiente enlace: http://yolandacuevas.es/2014/09/10/arbitrar-para-educar/
En el artículo se trata de aspectos psicológicos del árbitro y da consejos para realizar su función de la mejor forma posible, desde el punto de vista emocional.
Me gusta en espacial una frase que podemos leer dentro del artículo: "No olvides que arbitrando también educas". Lo que he podido ver en estos primeros años de fútbol formativo es que el árbitro es un elemento importante para la formación del niño. He visto como un colegiado explicaba al portero que en el saque de portería el balón debe salir del área, enseñar a los chicos como debe realizarse el saque de banda, etc. Me quito el sombrero antes estas personas, que sabiendo lo ingrato del puesto, están ahí cada fin de semana haciendo su trabajo.
Y la lectura del artículo me lleva a la reflexión que refleja el título de la entrada. Y es que pienso que portero y arbitro tienen mucho en común:
- Ambos son elementos individuales dentro del partido. Visten diferente al resto, y tienen una función totalmente distinta.
- Si comenten un error (y a veces sin cometerlo) suelen ser criticados por los espectadores del partido.
- En muchas ocasiones se les atribuye la causa de la derrota, y no siempre de forma justificada.
- Muy comentada es la soledad del portero....¿ y la del árbitro? Por que en los campos de fútbol base si alguien está sólo, ese es el colegiado.
- Suelen ser posiciones calificadas como ingratas pero necesarias para el desarrollo del partido.
- La fuerza psicológica debe ser muy importante para desarrollar correctamente su trabajo. La presión que conlleva su cargo no debe influir en su función.
No quiero acabar la entrada sin citar la parte que encuentro más útil para los que somos padres de porteros o jugadores. Se trata del fragmento en que la autora dedica unas palabras a aquellos progenitores que insultan y critican al colegiado, comportamiento que nuestros hijos ven. Si queremos educar en unos correctos valores a nuestros niños/as ese comportamiento no es el más adecuado.
Y si uno sufre en los partidos siendo el padre del portero, no me quiero ni imaginar como lo debe hacer el del arbitro. ;)
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